Chiang Mai, pero antes cruce de frontera a pie 🙂
Volvemos a Tailandia! Esta vez nos toca conocer el norte, para después saltar fácilmente a Laos. Nuestro primer destino es Chiang Mai, pero voy a rebobinar 24 horas….
Autobús nocturno desde Yangoon hasta Myawaddy, pueblo fronterizo birmano antes de cruzar a Maesot (pueblo fronterizo tailandés). Íbamos emocionados y algo nerviosos porque era la tercera frontera que cruzamos a pie pero la última no fue muy agradable (de Nepal a India, via Raxaul). Nunca sabes cómo se va a dar la cosa, y además de hacer los trámites de visado en uno y otro lado de la frontera, hay que cambiar dinero (si te sobra del país anterior), a veces coger un tuktuk de un sitio a otro, etc, etc… Pero llegamos y todo va sobre ruedas, nada difícil, todo comodidades tanto en un lado como en otro: sellar visado en Myanmar, cruzar el puente de la amistad, y sellar de nuevo el visado en Tailandia, esta vez al entrar por tierra solo nos lo conceden por 15 días (si entras en avión son 30 días. Estos números varían según tu país de origen).
Para llegar a la estación de autobuses de Maesot no nos queda más remedio que coger una mototaxi cada uno. Como de costumbre, los cascos no cierran bien, y van bastante rápido. Llegamos sanos y salvos y con tiempo de sobra para coger el autobús.
Chiang Mai es la ciudad más grande del norte de Tailandia. Muy orientada al turismo pero con un toque chill por lo que es agradable recorrerla. Además tiene un parque público, Suan Buak Hat, donde puedes desde simplemente observar el atardecer, hasta leer en un banco, jugar al badmington, hacer yoga, jugar al fútbol, darte un masaje thai o correr.
El calor en esta época no ayuda pero puedes aprovechar las primeras y las últimas horas del día para hacer turismo o deporte.
De la ciudad, visitamos el mercado matutino, Warotot Market, que está techado, es muy grande y venden desde comida hasta todo tipo de moda, y en nuestro habitual citywalk por la ciudad, varios templos y pagodas.
En el mercado me intereso por una tienda y le pregunto a la dependienta si exportan al extranjero. La chica no habla mucho inglés por lo que me hace gestos y se pone a realizar una llamada y me pasa el teléfono. Es su jefa, que me comenta que sí exportan y que si estoy interesada. Decido hacer un poco de teatrillo y le cuento que quizá me interese ya que estoy buscando proveedores (la verdad que las cositas eran chulas y quien sabe!). La mujer super maja y quedamos en hablar por email 🙂
Al día siguiente alquilamos una moto y fuimos al parque Doi Sutep. Las cascadas estaban secas pero el paseo en moto por la montaña fue muy chulo. Llegamos hasta dos pueblos tribales, muy rurales donde apenas había gente, aunque uno de ellos era un mercadillo en sí mismo…y eran un poco pesados para que compraras.
Una de las cosas que más nos gustó de Chiang Mai, es el lago situado a unos 20km del centro. Se puede hacer piragüismo, tirolina, bañarse en la zonas abilitadas, o simplemente pasar el día de relax en una de las cabañas a pie de lago jeje. Te cobran al entrar pero es barato, lo que ocurre es que llegamos algo tarde pero nos dió tiempo a dar una vuelta
Pai
Al noroeste de Chiang Mai (4h en autobús) se encuentra Pai. Por un lado, el centro del pueblo muy turístico y abarrotado de bares, pubs, tiendas de tatoos y agencias de viaje y alquiler de motos. Pero al otro lado del puente, la calma, con paisajes verdes, algunos alojamientos de bungalows y una piscina-bar donde poder relajarte. Aunque lo más interesante fue explorar en moto los alrededores de Pai.
Seguimos en época seca por lo que algunas cascadas, siguen sin agua. Pero tuvimos suerte de poder encontrar una situada en un entorno que bien podría ser La Pedriza. Estábamos solos, con algunos pastores que iban guiando al ganado de un lado al otro del valle.
Tardamos algo en encontrarlas, y cómo no al perdernos nos metimos hasta el sitio más chungo escondido de la zona…
A la vuelta, subimos al mirador de uno de los poblados chinos de la zona, llamado Santichon, donde te sobran 50 céntimos para entrar pero te ofrecen té y plátanos mientras disfrutas de las vistas. Es increíble como puedes teletransportarte a una cultura diferente en solo unos minutos.
Al subir al mirador, nos paró la policía. (es la única vez que lo han hecho en todo el viaje) ya que estaban realizando un control de drogas y nos registraron un poquito, pero tampoco muy a fondo. Nos preguntaron si había más turistas en las cascadas (creo que solo nos paraban a los extranjeros).
Los dos días que estuvimos en Pai, vimos el atardecer desde el Gran Canyon. Es precioso y puedes estar unas cuantas horas también recorriéndolo y perdiéndote por el bosque.
Hay algunos tramos muy estrechos y otros en los que tienes que escalar un pelin, pero en general es de fácil acceso. Eso sí para el atardecer se llena de guiris! Jajaja y nosotros que pensábamos que si te ibas más lejos no habría nadie…Vayas donde vayas, siempre siempre hay alguien, y aunque no nos guste, tal como decía Inma Martín en su artículo La mística de la mochila o el temido retorno del mochilero iluminado, somos turistas y los lugares son turísticos por algo, porque son bonitos, porque llaman la atención de (y esta palabra nos gusta más) los VIAJEROS.
¡Llamémonos como más cool nos parezca, pero pichones seremos igual! Más o menos, pero lo seremos. «Es que soy backpacker, osea mochilero, y no tengo mucho dinero» El local piensa «te crees que me importa algo que te hagas llamar así?» Toma área de backpackers de las ciudades donde pagas lo mismo pero los sitios son más cutres, o incluso hay sitios más caros! Ya nos han calado, saben que mochilero ya no es el que antiguamente iba con el hatillo tal cual, sin un duro y un par de mudas, y no le importaba dormir en los graneros y coger piojos de vez en cuando, o caminar descalzo por los arrozales y tener que desprenderse luego de unas cuantas sanguijuuelas. Ahora, no nos engañemos, seguimos siendo mochileros porque llevamos mochila, y punto, pero la mayoría de nosotros viajamos con un colchoncito y una tarjeta de crédito para emergencias. Y yo lo prefiero 🙂 Eso no significa que seamos derrochadores. Todo lo contrario, preferimos ahorrar todo lo que podamos y dormir y comer barato para extender el viaje por más tiempo. Pero viajar austero también tiene sus incomodidades, aunque al final se recuerdan con cariño y entre risas. Este viaje sin duda me está demostrando el famoso refrán que dice: «Lo que no te mata, te hace más fuerte».
Durante la ruta en moto por los alrededores de Pai pudimos ver alguna granja de elefantes, aunque no hemos hecho ninguna actividad de este tipo porque se nos van de presupuesto en las que participas bañándoles y demás, y hay que elegir bien porque en algunas organizaciones los animales están explotados, véase los elefantes de Angkor Wat en Cambodia, que pasean a turistas a 42 grados de tempreatura:(
Impresiona ir por una carretara comarcal y cruzarte con un elefante…
Chiang Rai
La segunda ciudad más grande del norte de Tailandia es Chiang Rai. desde aquí, aprovechamos la buena conexión a internet para hacer los deberes de cara al fisco español, además de ver la ciudad (en una tarde la recorres) y explorar los alrededores.
Visitamos un templo que nos gustó mucho, y era muy similar a otros cientos que ya hemos visto. Pero nada más entrar, un monje mayor muy simpático nos saludó y nos preguntó de dónde éramos. Tras charlar un minuto con él, nos dijo que éramos bienvenidos y que nos sintiéramos como en nuestra casa. Es la única vez que nos han dicho algo así en un templo. Normalmente ves a los monjes en silencio, bien en la hora de la comida, o en la ceremonia matutina de recolecta de arroz y donaciones. Casi siempre con semblante serio, así que nos chocó para bien que este fuera tan agradable.
Recorrimos en moto los alrededores, visitando cascadas, una cueva llena de estaturas de Buddha en su interior, y vimos la primera estatua de una lady Buddha (foto izquierda).
Pero sin duda el templo más bonito fue el White Temple (ver también en foto portada de este post).
Pensábamos que sería muy grande, pero no. Aun así, es impresionante. Llegamos al atardecer en un buen momento para fotografiarlo con una luz especial, aunque ya estaba cerrado al público. Una pena porque nos dijeron que es muy curioso el interior. Tiene doraemons, minions, superhéroes, etc…pintados en las paredes, obra de Don Chalermchai Kositpipat que pensó que podría despertar interés turístico.
A las afueras del templo se pueden ver también algunas excentricidades como estos conos de cemento e inamovibles con calaveras por si no te queda claro que por ahí no se pasa.
También disfrutamos mucho del mercado nocturno, con actuaciones en directo y monólogos cómicos, mientras veías a algún guiri probar tendones de pollo rebozados y extrañarse por la textura. Cómo puedes pensar que un tendón va a ser agradable de masticaaaar?! 🙂
Se acaba nuestro viaje por Tailandia, y tenemos muchas ganas de cruzar a LAOS.
¡SEGUIMOOOOOOOOOOOS!
Que alegría volver a veros X aquí. Ya os echaba en falta. Disfrutad mucho. Bss