Inle Lake

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El barco nos deinle.barco todosja en uno de los muelles cuando más calienta el sol, alrededor de las 14:30. Caminamos hasta nuestro hotel, que está más apartado del resto del grupo, pero está genial por ese precio. Las habitaciones tienen las paredes de bambú bien selladas y está todo muy cuidado. Al llegar, lo primero que hacemos es disculparnos por empaparles todo, y es que camino al hotel nos vaciaron unos 4 cubos de agua a cada uno para que fuéramos haciéndonos a la idea de lo que nos esperaba los próximos días. 🙂 ¡Continúa la fiesta del agua!

 

Seguimos haciendo planes con el grupo: cenas, comidas, rutas en bici, en barco…también se unió otra pareja francesa que conocimos en la agencia donde contratamos actividades varias.

La ruta en bici consistía en ir hasta unas termas a unos pocos km del centro, que tardamos casi dos horas en realizar porque cada 50m tenías un puesto con música techno, y gente a ambos lados de la carretera preparada con los cubos llenos y la mangueras. Obviamente todos frenábamos un poco al pasar porque te cegaban con el agua, pero al mismo tiempo querías pasar rápido para salir cuanto antes y evitar que el “colacao” se metiese demasiado en tus oídos, ojos, boca…A veces podías hacer un quiebro y pasar por detrás de alguna de las filas de personas pero te arriesgabas a que el camino estuviese peor (sin asfalto, con piedras o arenilla), y a que si te veían, iban a dejar todo para ir a por ti por intentar escabullirte! ¡Ay…qué estrés de ruta! 😛 No tenemos fotos porque llevábamos el móvil y todo lo de valor en bolsas de plástico dentro de la mochila…

Casi llegando a las termas, a Gin se le pinchó una rueda. Intentamos que alguien nos la arreglara por ahí pero no fue posible. Nos ayudaron los locales prestándonos su móvil para llamar a la agencia y comentarles lo ocurrido. La solución era traernos otra bici en camioneta pero cobrándonos bastante….así que dijimos que no (no sé por qué,  porque tampoco teníamos mucha más opción!) A Charlie, el coreano nada más salir le pasó lo mismo pero al estar cerca pudo ir por su propio pie a coger otra bici.

Mientras comíamos en el restaurante de entrada a las termas (a las que al final por cierto no entramos porque estaban repletas de gente) se nos acercó el chico que nos había prestado su móvil  para decirnos que venían con la bici, y nosotros diciendo que por favor le dijera que no! Pero de nada sirvió. A los 15 minutos nos trajeron otra bici, se llevaron la pinchada y no nos cobraron nada :inle.recolectoras

De ahí continuamos la ruta hacia una vinoteca, pero no caímos en que era fiesta y estaba cerrada. El paseo fue muy chulo, primero tuvimos que cruzar en barco hasta el otro lado del lago. En uno íbamos nosotros y en otro todas las bicis. Ya casi atardeciendo, hubo un tramo de unos 2km que lo hicimos rodeados de millones de libélulas.

Esta paz se desvaneció al volver a entrar al pueblo donde nos ducharon unas cuantas veces más….

La excursión del día siguiente en barco por el lago y los pueblos flotantes de los alrededores fue bonita: huertos enormes flotantes, pueblos con sus casas, colegios y demás construidos a 3-4 metros sobre el agua (ahora es época seca y el lago está a un cuarto de su capacidad total).

 

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Es cierto que está muy orientado al turismo y a veces parecía más un tour de compras que otra cosa. Lo cierto es que eran ambas cosas porque nos enseñaron varias fábricas donde además podías comprar: una fábrica textil (de algodón, seda y loto), fábrica de tabaco, de plata (especialmente joyería), y por último la fábrica en la que trabajan el papel que obtienen de un árbol para hacer lámparas, cuadernos, etc…Con fábrica quiero decir, una casa de madera normalmente de dos pisos, donde tienen los talleres para producir. A Gin le regalaron un retal para su mochila y compramos un pañuelo de algodón…ahora ya nos sentíamos fatal si no contribuíamos.

 

 

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Los pescadores tradicionales, en la ruta turística ya no pescan, solo posan para la foto con la red de pesca antigua y piden unos kyats a cambio porque ganan más así que pescando. (Aquí daría para un largo debate sobre el turismo y la autenticidad de los lugares que ahora viven de él). Lo último que visitamos fue un templo y un monasterio y lo interesante es, como casi siempre, ver el comportamiento de la gente local y los monjes (a decir verdad, empiezan a cansarnos los templos, son todos muy parecidos).

Tuvimos que quedarnos un día más porque no estaban operativos aún los transportes… así que lo dedicamos a comprar vuelos y planificar siguientes meses de viaje, ¡ya iréis viendo a través del blog hacia donde nos lleva la vida! 🙂

 

 

Un abrazo para tod@s gracias por visitarnos y leer nuestras historietas

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